lunes, 7 de noviembre de 2011

Ya somos 7000 millones

         
              En algún momento de la pasada semana nació el ser humano número 7000 millones, lo que supone un incremento de la población mundial en 1000 millones en apenas 12 años. Cuando estudiamos un fenómeno como el de la población, nos damos cuenta de que la humanidad cada vez necesita menos tiempo para incrementarse en 1000 millones. Se necesitaron millones de años de evolución y de vida humana sobre la tierra para que la población mundial alcanzase en 1800 los 1000 millones de personas. En 1900 se llegó a los 2000 millones. Ya en 1960 se alcanzaron los 3000 millones. En 1974, los 4000 millones, y en 1988 los 5000. En 2000 se llegó a los 6000 millones y apenas una década después la especie humana a atravesado el umbral de los 7000 millones.

          Por lo tanto, no es sorprendente que haya muchos que sostengan hoy en día la vigencia de los postulados malthusianos, que sostenían que los alimentos y los recursos crecen en forma de progresión aritmética, esto es 1,2, 3, 4...y así sucesivamente, mientras que la población lo hace en forma de progresión geométrica, 2, 4, 8, 16. Por lo tanto, la gran mayoría de la población mundial está condenada a niveles de mera subsistencia porque apenas tiene suficientes recursos para vivir. La "pasión entre los sexos", defendida por Malthus, es la culpable del crecimiento ilimitado y vertiginoso de la humanidad. Sólo los "reveses positivos", como el hambre, la guerra y la peste, hacían que la población volviese a un escenario de equilibrio estacionario, acorde con los alimentos existentes en la naturaleza.

          Pero es verdad, somos demasiados. Y además, los alimentos cuesta producirlos. No crecen solos de los árboles, o caen como maná del cielo. Y muchos de ellos necesitan ingentes cantidades de agua para ser producidos. Y el agua es otro bien escaso, pese a que más de las tres cuartas partes de nuestro planeta estén cubiertas de ésta. Menos del 1% del agua de nuestro planeta es apta para el consumo humano, por lo que su aprovechamiento es cada vez más necesario. Si bien Malthus se equivocó en parte (ya que no consideró el fenómeno que supuso la contracepción artificil, o la posibilidad de que se salga de la espiral de subsistencia a través del cambió técnico y las revoluciones económicas, tal y como sostienen economistas como Boserup y Stiglitz entre otros), el fenómeno malthusiano constituye la lúgubre realidad a la que se tienen que enfrentar los países con menos recursos económicos y financieros.

          No obstante, se percibe en los últimos tiempos que en todos aquellos países en los que el nivel de renta per cápita aumenta, al mismo tiempo se genera un descenso paulatino en el nivel de nacimientos, por lo que es posible que estemos llegando a una situación en la que se estabilice la explosión demográfica. La próxima década será decisiva para salir de dudas sobre la tendencia definitiva que está marcando la población del planeta, dicho con otras palabras: nos servirá para hacernos una idea de la población mundial en 2050, si será de 8000 millones de personas o de 14000 millones.

         Pero, después de todo, nos queda saber que a lo largo de la historia han pisado este planeta unos 100000 millones de seres humanos, que suponen un número similar al de las estrellas de la vía láctea. Por lo tanto, por cada ser humano que ha habitado y que habita en este planeta, hay una estrella en el cielo. Podemos predecir, imaginar, luchar, experimentar, trabajar, sufrir o sonreír. Pero, como dijo Jean Rostand, "hay menos cosas en el cielo y sobre la tierra que todo lo que han soñado todas nuestras filosofías". Y seguiremos soñando...

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